La combinación de los principios de responsabilidad activa, perspectiva temporal y espacial e hiperrealidad emocional ha demostrado ser una fórmula infalible para mejorar tu calidad de vida personal y laboral.  

Responsabilidad activa:

Exagera el principio de «todo es mi culpa». Es práctico y liberador

Perspectiva:

Como ves y sientes tu vida y el mundo es fundamental para establecer un patrón de pensamiento que alivie tus problemas y te ayude a nevegar por los grises que tiene la vida de todas las personas.

Hiperrealidad:

 Analizar tu vida personal y laboral sin emociones buscando la verdad y venciendo al autoengaño en el que todos somos expertos es clave para avanzar en la vida.Hacerte preguntas incomodas ahora para tener futuros presentas más cómodos.Cuanto más duele más suele ser el progreso.Busca esa valentia en ti porque seguro que la tienes. 

«Todo es tu culpa». Responsabilidad exagerada para avanzar en la vida

No es popular vender autorresponsabilidad, pero una vez que te hayas dado un buen baño de hiperrealidad buscando la verdad, y después de la autocrítica, vendrá el momento crucial de darte cuenta de que TODO lo que te ocurre, ha ocurrido y te va a ocurrir es exclusivamente tu responsabilidad (exceptuando enfermedades y situaciones extremas, obviamente). Exagera la aplicación de esta regla o filosofía y, ante la duda, tu culpa.

Nómbrate responsable absoluto de tu propia vida, de lo que haces con ella. Puedes pasarte la vida quejándote y culpar a circunstancias externas: al Gobierno, a tus padres, a los trabajadores, a tu jefe y a otras personas de lo mal que te va la vida. (Además a nadie le gustan los quejicas o los que están todo el día llorando sobre lo desgraciados que son)

También es responsabilidad tuya no hacer daño a los demás con tus palabras, actos y decisiones. Y, en caso de duda, si sospechas que algo fue responsabilidad tuya, no lo dudes: ¡fuiste tú! Lo más probable es que si lo intuyes sea cierto, porque de no serlo no tendrías la sombra de la duda.

Mi experiencia personal es que soy responsable de lo que me pasa el 99 % de las veces. Podía haber hecho o dicho miles de cosas para que no sucediese como sucedió o como va a suceder.

Si eres jefe, no puedes estar quejándote de lo mal que lo hacen tus empleados: tú eres el responsable. Es probable que no los hayas formado bien, que su motivación sea escasa, que te contradigas en tus órdenes, que seas un jefe demasiado duro, que no te vean ni te respeten como jefe por tus actitudes o tus actos. Cuando algo no vaya bien en la empresa, tú eres el responsable. La regla es que tú eres siempre el responsable; exagérala.

Puedes dudar de todo y decir que «todo es relativo», pero que ello no se convierta en una técnica para evadirte de la responsabilidad. Hay que aceptar ciertas cosas, hay que jugar a algo. No puedes ser mero espectador siempre.

Pregúntate: «¿Cómo podría haberme comportado? ¿Qué podría haber hecho mejor? ¿Qué podía haber evitado? ¿Podría haber dicho algo?». Verás como siempre encontrarás que has participado de tu queja o problema activamente por acción u omisión.

Los demás tienen poca culpa en tus problemas, poca o ninguna. Tu culpa y punto. Toca solucionarlo, si todavía es posible, y casi siempre lo es. Libera y es práctico. Depende todo de ti. No eludas tu responsabilidad.

Hacerte responsable de ti mismo te hará independiente y te liberará de tener expectativas sobre los demás. Estas últimas siempre van a escapar a tu control. No digo que sea fácil. Al revés. A mí la responsabilidad me horroriza y me cuesta mucho, pero no hay otra que aceptarla. Encuentra placer en hacer las cosas bien, como debes. Así alimentas también a ese «yo» que quiere gratificación inmediata.

Tu vida no va a cambiar por suerte, sino por cambio. El que tú provoques. Pero ten claro que va a costar y va a ser lento. Como en todo, ser paciente contigo ayuda en ese proceso de cambio (desarrollar la paciencia no ha sido una tarea fácil para mí, aunque estoy mejorando poco a poco). Cada uno tiene sus fortalezas y debilidades.

Una vez leí algo así como que los más mediocres huyen de la responsabilidad, la gente válida la acepta y la gente excelente la pide. No he reflexionado muchas horas sobre el tema, pero a bote pronto le veo sentido.

Tienes una vida que te ha sido dada, pero no se te da hecha, por suerte o por desgracia. ¿Te gustaría saber todo tu futuro? La vida perdería parte de su gracia, ¿no crees? Es tu responsabilidad hacer con ella lo que mejor sepas y puedas.

Hazte responsable de tu vida y serás IMPARABLE!!!!!!!

El premio de vivir con perspectiva

Cámbiate los ojos y verás mucho mejor.

Damos demasiadas cosas por sentado?

 Una de las cosas que más ayuda en la vida es vivir con perspectiva y creo que actualmente uno de nuestros problemas fundamentales es la falta de esta. Creemos y sentimos que todo lo que tenemos ahora lo hemos tenido desde siempre. Damos todo por sentado; demasiados bienes, derechos y privilegios de los que gozamos hoy. No conocemos bien el pasado, ni la historia, ni tenemos las referencias temporales correctas, y eso nos engaña. Pensamos que todo lo que poseemos ahora ha existido siempre y no le damos el valor que merece. Existe la sensación de que es nuestro derecho, cuando el 99 % de las personas que han vivido en la historia de la humanidad no lo han disfrutado. 

 

 

Vivir con perspectiva del pasado, del presente y del futuro es muy práctico. Reflexionar sobre los problemas que sufrían en el pasado, sobre qué problemas soportamos en el presente, intentar adivinar qué problemas nos llegarán en el futuro y aplicar las conclusiones que saquemos a nuestro día a día nos ayudará a llevar mejor la vida. 

 Debemos partir de la base de que no hay riquezas, sino vida. Objetivamente, ahora somos más ricos porque vivimos más años. En la actualidad se mueren menos niños de enfermedades, tenemos una tasa de supervivencia mayor al cáncer. En veinte años hemos pasado de dos mil millones de personas pasando hambre a ochocientos millones, que sigue siendo una bestialidad, pero no es un proceso tan rápido como desearíamos, sobre todo porque no ponemos los medios para llegar a cero personas con hambre en el mundo con la máxima urgencia posible. Nos creemos buenas personas. ¿Pero realmente lo somos? Estos datos nos hacen replantearnos nuestra egoísta actitud ante problemas gravísimos.

 Nos cuesta estar contentos con nuestra vida. ¿Es algo genético o cultural? En ocasiones se supone que deberías tener una sonrisa en tu cara porque las cosas han salido como tú querías, sin embargo, sigues serio, porque ya estás pensando en lo siguiente que te falta. 

PASADO:

¿Qué problemas tenían en el pasado? Básicamente todos los humanos superaron todos los problemas del mundo: comer, encontrar agua potable, la escasez, las guerras, dolores inhumanos, enfermedades sin solución… Hace trescientos años, la vida era un infierno, en todos los sitios, incluido Occidente (para demasiados hoy la vida sigue siendo un infierno en la Tierra). La esperanza de vida era bajísima. Así que cada vez que tengo un problema, me doy cuenta de lo afortunado que soy, me recuerdo que he vivido más del doble que el promedio de cualquier persona antes de la Revolución Industrial.

 La medicina lleva setenta años con nosotros, es impresionante todo lo que hemos avanzado. Los antibióticos llegaron a España en los años 50. Qué horrible fue la profesión de médico en el pasado. No podían hacer nada por sus pacientes. De hecho, alguna vez que he buscado frases famosas sobre medicina me he dado cuenta de que el 90 % son acusadoras, por ejemplo: «Matan los médicos y viven de matar, y la queja cae sobre la dolencia». Tenía razón Quevedo, pero ¿qué iban a hacer los pobres? Lo grave es que a día de hoy muchas comunidades siguen teniendo que confiar en hechizos y brebajes que, más allá del placebo, acompañan a la tumba como siglos atrás, en tiempos de Quevedo. Si eres médico hoy en día haz honor a tu profesión, sé ético, aplica la regla: «¿Qué me haría yo?», y serás feliz trabajando mucho.

 Hace nada no había anestesia, no había solución para muchas infecciones, nada contra el cáncer (dentro de veinte años, el cáncer aparecerá en los libros de historia), no había inodoros, ni el 99 % de los objetos que ahora disfrutas. 

 Pensar esto me hace valorar mucho un medicamento para quitar el dolor, una ducha, los conservantes de la comida, cualquier cosa me parece fabulosa y un gran avance que me pone muy contento por mí y por todos los humanos actuales, y muy triste por los que vivieron antes que nosotros.

Tengo la sensación, más bien la certeza, de que yo entro en el grupo de lo que llamo «burgueses acomodados» planteando cambiar el mundo desde la comodidad de mi vida. Me preocupo por muchas cosas poco importantes. Me duele pensarlo, pero puedo pertenecer al grupo de los chefs cocinando delicatesen superelaboradas y minimalistas, mientras la gente se muere de hambre en el mundo.

¿Cómo podemos hablar de comida basura personas que sufrimos más empachos y malas digestiones que hambre? ¿Por qué demonizamos los conservantes cuando son fundamentales? «Burger King para todos, por favor». 

 Hemos vencido al hambre, hemos vencido a la sed, al frío, al calor. Todavía no hemos vencido al tiempo (lo hemos conseguido extender), pero tenemos muchas posibilidades de vencerlo en los próximos cincuenta años.

Llega un momento en la sociedad actual en que estás saturado de tu trabajo y de tus obligaciones diarias. Necesitas ir a Maldivas o a Cancún para poder sobrevivir. Pero eso solo es una idea que te creas en la cabeza. Cuando crees que estás al límite, estás al 40 %. Lo importante no es ir a Maldivas, lo importante es que tu hijo nació sin parálisis cerebral.

Podemos utilizar el pasado a nuestro favor, desde una perspectiva de valorar la suerte de estar vivos en este momento. Es facilísimo. Cuando tengas un problema, piensa: «¿Y hace trescientos, quinientos, mil años cómo lo harían?». (La respuesta te sobrecogerá).

 

PRESENTE:

 Cuando tengas un problema en el presente, vívelo con perspectiva, intenta abstraerte y verlo con altura de miras. Es un momento presente que probablemente sume una importancia muy relativa en tu vida. Si estás llegando tarde a alguna reunión, has perdido dinero o cualquier otro hecho semejante que se te ocurra, la perspectiva del presente respecto a tu situación global, o incluso respecto del universo, te puede aliviar mucho.

 Aconsejan vivir en el presente para no sufrir; técnicas como el mindfulness sugieren centrar tu atención en el presente. Personalmente se me hace muy difícil, porque el presente ya es pasado hace un segundo y ahora es futuro. ¿Existe el presente? Sí, pero es tan efímero que es difícil permanecer en distintos presentes continuos. 

 Cuando tengo tiempo suelo salir a correr porque me viene bien para la cabeza, aunque me resulta un esfuerzo bastante duro y muy poco agradable en el momento. Cuando voy sufriendo veo un niño en silla de ruedas, personas mayores con dificultades para andar, me acuerdo de las personas enfermas en los hospitales, en las personas enfermas sin acceso a un hospital y corro por todos ellos.

Sabes que ese presente es imposible que se quede para siempre. Lo que te está ocurriendo ahora también pasará, como ha sucedido con miles de problemas y agobios que tuviste en el pasado, de muchos de los cuales, por no decir de casi todos, ya ni te acuerdas. Aplica la perspectiva también al momento presente, tenla siempre en tu cabeza como gatillo aliviador. Todo pasa y todo cambia, lo único imposible es el no cambio.

Sin profundizar mucho en el tema: ¿cuáles son los problemas que padecemos los ciudadanos del mundo en el presente? Hay que diferenciar (para mí) básicamente dos tipos de personas: los que poseen lo básico y los que no.Entre los ricos y los que tenemos lo básico no existe tanta diferencia: los ricos pueden tener ocho casas o seis coches, pero con una casa, un coche (si lo deseas) y acceso a la salud basta y es más que de sobra. Los que tenemos lo básico ya no morimos de hambre, ni de sed, ni de enfermedades curables. ¡Casi nada! Luego está ese resto que necesita ayuda urgente.

 A los que tenemos lo básico nos preocupan o nos hacen preocuparnos por otro tipo de problemas: que existen redes sociales, que existen móviles, que dentro de cien años el nivel del mar puede subir dos o tres metros, que nos parece que todo tiempo pasado fue mejor (idolatramos las vacaciones cuando viajábamos en un coche pequeño sin aire acondicionado e íbamos todo el rato preguntando cuánto faltaba para llegar), y otros similares. En definitiva, que nos pesan los pequeños grandes problemas del primer mundo. Si nuestros problemas del día a día son el ecologismo occidental, el individualismo, las redes sociales (el WhatsApp, Facebook, etcétera), no está tan mal, ¿no? Esos son nuestros pequeños dramas, por los cuales tenemos tan mal concepto de nosotros mismos y por los que tanto criticamos a los demás. Sinceramente, bienvenidos sean. Es una gran señal, de hecho.

FUTURO:

Los problemas futuros son distintos, y es que el futuro nos genera la incertidumbre de lo desconocido y eso generalmente no nos gusta, pero parece que vamos a tener un futuro realmente apasionante. Es entendible que nos dé miedo, pero tenemos en marcha temas y avances que van a cambiar radicalmente el mundo y a los seres humanos. Vienen la inteligencia artificial, la energía de fusión, la capacidad de computación y cálculo (que va a ser clave para vencer todas las enfermedades), los avances biotecnológicos, la tecnología blockchain, el bitcóin y una lista interminable de etcéteras.

 El futuro no son solo problemas e incertidumbres, sino que en el día a día es un recurso que utilizamos mucho para llevar una vida mejor. Pensar en cuando te compres la casa del pueblo, en cuando te jubiles y no tengas que trabajar, en tus próximas vacaciones… Ese futuro deseado e ilusionante nos ayuda a seguir adelante.

Todos estos avances que estamos creando y los que seguirán van a provocar que el ser humano alcance un grado de bienestar absoluto, que pueda llegar a ser inmortal, que podamos convertirnos en ondas, que viajemos por las galaxias. Todo es posible desde este momento. Es normal que nos asuste, porque todo esto, aunque solo sea pensado, para nosotros es generador de inseguridad, de poca familiaridad, y eso no nos agrada.

Parece que se nos olvida que las personas mayores de la sociedad han sido recién nacidos con reacciones espontáneas y encantadoras, han tenido quince, treinta años. Han sido fuertes, atractivos, como lo puedes ser tú. Si todo va bien, nosotros también nos haremos muy mayores. Nos gustará sentir el aprecio de los demás o, por lo menos, no el desprecio, ni sentir que sobramos o molestamos.

 Dentro de cien, doscientos años, ¿qué pensarán de nosotros? «Pobres, morían a los ochenta años», «Morían de coronavirus», «Mataban y comían peces, carne, pollos o cerdos que tenían encerrados», «¡Qué animales eran!». Quizás se pregunten: «¿Qué es envejecer?».

 Ahora nos conformamos con poder rejuvenecer un poquito. Han localizado vivo un tiburón nacido en 1515, es decir, en tiempos de Colón. Esta noticia me llamó la atención, los tardígrados son capaces de estar treinta años sin comer ni beber y de soportar temperaturas y radiaciones extremas. En expediciones espaciales los llevan en el exterior de los cohetes y después del viaje espacial, sometidos a grandes radiaciones, se mantienen con vida. Las medusas se autorregeneran y algunas son «inmortales», tienen la capacidad de volver a su infancia cuando son adultas y vivir otra vez su vida completa. ¿Por qué para nosotros ahora en Occidente lo normal son ochenta años?

Nos han vendido que nuestro cuerpo es perfecto, es sabio y me asombra esa afirmación. Partiendo de órganos inservibles como el bazo o el apéndice, o su capacidad de desarrollar enfermedades autoinmunes o cancerosas, sus fallos en la multiplicación celular, por no decir de nuestra necesidad de comer, dormir y del aparato excretor. A mí, que tengo poca imaginación, se me ocurre que se nos pudiera haber dado un cuerpo no finito, con energía desde el nacimiento, que eliminase la necesidad de comer y dormir, sin necesidad de tener que eliminar residuos. Con visión también en la oscuridad, con los huesos más resistentes, una piel no susceptible de ser dañada con nada o que funcionase como un colchón antiimpactos. Con más fuerza, capacidad para saltar más, correr más rápido, volar, etcétera. 

Pero nos hicieron frágiles y muy vulnerables desde el interior del cuerpo y desde el exterior. Vivimos pendientes de un hilo, hoy estamos aquí y mañana puede que no. Seguro que a ti se te ocurren mejoras mucho más inteligentes que las mías.

Llegará un día en que tomaremos píldoras o nos pondremos parches para alimentarnos y no necesitaremos comer en el sentido actual. Las píldoras tendrán todos los macronutrientes necesarios de una forma equilibrada para que tengamos energía de una manera sana. ¿Consideraremos el placer de comer como una pérdida de tiempo? Ahora se nos hace difícil imaginarlo. 

¿Dejaremos de ser humanos? Puede que sí dejemos de ser tal y como nos conocemos ahora, entiendo que asuste, pero para mí no es grave. Actualmente ya nos ponemos prótesis de cadera, de hombro, o chips en el cerebro. A mí no me importa que seamos medio robots, siempre que seamos felices y estemos sanos.

 Todo lo que es human-made me entusiasma. Desde los objetos que ahora nos parecen más simples hasta los avances tecnológicos más novedosos (que pronto serán viejos).

l futuro es solo tu forma de ver las cosas. Cambia tu pensamiento sobre el futuro y lo mejorarás en gran medida. Te dará tranquilidad y sosiego. Yo me imagino un mundo lleno de paz y amor; de hecho, estamos avanzando sin darnos cuenta hacia ese mundo ideal.

 

 

 Personalmente, me agrada mucho pensar que algunos actualmente vivimos un momento en el que dar tiene premio. Porque a pesar de que creas que te ganas la vida con lo que ganas, no es cierto. ¡Te ganas la vida con lo que das! Es por eso que das por lo que tienes valor. Grábatelo a fuego en la mente subconsciente.  Te ganas la vida con tus hábitos, con tu carácter, con tus aportaciones al resto. Esta regla es más bien aplicable a los ciudadanos del «primer mundo». El problema para muchos es no tener nada para ofrecer, porque ellos mismos carecen de todo incluyendo lo material, la esperanza. ¿Cómo ayudar a tu hijo enfermo si no tienes medicamentos?Cómo ganarte la vida con tus hábitos y pensamientos? Primero, un acto, o muchos actos, siembran los hábitos. Los hábitos crean un carácter y ese carácter te va a llevar a ti a gozar de una vida más o menos feliz, más o menos exitosa, desde el punto de vista emocional o laboral. 

Siempre eres tú el que te diseñas más optimista, más tranquilo, más activo, más empático, más humilde, más bondadoso, más amoroso, más escuchador (por cierto, qué gran maravilla es la sensación de estar tranquilo).

Lo mejor de la vida son el pasado, el presente y el futuro (los tres juntos), de hecho, es imposible anular de tu vida cualquiera de ellos, siempre tendrás un pasado, un presente y te ocupará el futuro. Ahora el futuro es lo más valioso, la vida es el valor supremo. Da igual no tener colesterol si estás muerto.

MÁS IDEAS:

Normalmente es el pasado el que más nos tortura. No te machaques tanto. A muchas personas les pregunto: «¿Tú eres la misma persona que hace veinte años?». Me responden que sienten que ellos no son la persona que eran hace veinte años. Sienten que han aprendido y han cambiado mucho; pero, sin embargo, sí que siguen viviendo con traumas y problemas de hace veinte años. No se han quitado las mochilas del pasado. Si sientes que en veinte años has mejorado en muchos aspectos, sé más práctico y vive sin esos problemas del pasado. Debes dejar atrás tus traumas. Para lo bueno y para lo malo, el pasado es pasado.

 Por eso ten cuidado con lo que piensas. Acuérdate de que eres lo que haces y piensas repetidamente. El agua perfora la roca gota a gota. Lo que repites y te repites a ti mismo mentalmente es en lo que te conviertes. Repítete las cosas buenas una y otra vez. 

El presente sigue siendo difícil para todos. Hemos avanzado mucho, pero todavía es contradictorio hacer poco y querer tener mucho. Pocas cosas te van a resultar sencillas. ¿Prefieres tener una vida mala que actuar o cambiar?

 Como dijo Bob Dylan: «O nadas o te hundirás como una piedra».

 No te engañes. Utiliza el hiperrealismo y la autorresponsabilidad.Si quieres realmente avanzar y cambiar algo de lo que no te gusta en tu vida, has de ser, sin excusas, hiperrealista y autorresponsable. En general, nadie puede ni va a hacer por ti.

Mucha fuerza para todos!!

Aplica la hiperrealidad a tu vida.

INTRO:

Nos llevamos mal con la realidad. Todos somos más justificadores que razonadores y nos autoengañamos constantemente. Buscar la verdad de tu vida sin emociones. Poner tu vida en un laboratorio para analizarla y a partir de ahí hacerte preguntas difíciles o incómodas. Es agradable ser yo? por qué tengo lo que tengo? soy feliz? porqué gano lo que gano? De qué me quejo más? En que puedo mejorar? etc…..Cada uno debe hacerse sus preguntas y hay que ser lo más valiente posible. Avanzarás mucho más en la vida.

LIBRO

Uno de mis grandes anhelos es inspirar un movimiento intelectual que dé lugar a un gobierno mundial que marque un rumbo para guiar el destino de la humanidad y saque a miles de millones de personas de la pobreza en la que viven. Por eso, tomé la decisión de escribir el libro «1000 ideas para vivir en el siglo XXI» (porque para mí tiene interés lo que digo)En mi opinión, tiene un interés brutal. ¿Utópico? El mercado, que no es más que los gustos e intereses de los demás, me dará la respuesta.

Por supuesto, la realidad se impondrá a mis deseos. Tengo que contemplar que para el público no tenga interés. Y si no se vende, hay que ser hiperrealista. O mejoro yo personalmente, y como escritor, o me dedico a otra cosa, porque como escritor o generador de una nueva filosofía positiva para el mundo no tengo futuro. ¿Sería un fracaso?

Pero ¿es objetivo lo que yo creo o lo que a mí me gustaría? ¿Tiene interés para los demás? La respuesta es: «No tengo ni idea». Mi «yo positivo» piensa: «¿Cómo no va a tener interés un libro que habla de mejorar la vida, la vida propia y la de miles de millones de personas?». Pero en el otro lado de mi yo positivo está la realidad y probablemente choquen bestialmente. Y el ganador lo sabemos de antemano: ganará la realidad. Como en toda la vida.

Tengo que contemplar la posibilidad de que el público no tenga interés, que pueda vender unos pocos ejemplares y muera el libro en una pequeña ilusión que albergué en algún momento de mi vida, pero que va a quedar en el olvido como tantos otros. Incluso es muy posible que no venda ninguno, porque nadie sea capaz de pagar dinero por él. Significa simplemente que para ellos carece de valor. Podría regalar varias copias a gente cercana con la excusa de que me den su opinión y por educación probablemente me dirían que está genial y que no entienden por qué no se vende.

Me podría engañar a mí mismo si las opiniones de mis amigos y familiares fueran positivas, ¿o no debería? ¿Cuál sería la realidad en este caso? Que no tiene interés, que nadie paga por él, que ha resultado un fracaso, que no aporta nada, o casi nada, a los demás.

Así que dispongo de dos opciones: arremeter contra «la gente» y decir que no tienen ni idea, ni criterio, ni sentido del humor, que no les apetece ser responsables, que solo les gusta quejarse, etcétera. O asumir que la realidad es la que es y que no he vendido ni una maldita copia de este libro y que la culpa de que no interese es mía y solo mía. Y la solución es fácil: debo mejorar, buscar temas más interesantes, aportar más valor, enriquecer la manera como me expreso. Debo criticarme y no dejarme llevar por la autoindulgencia.

LA VERDAD Y PREGUNTAS INCÓMODAS

Y es que vengo observando hace tiempo que, en general, nos llevamos mal con la realidad, vemos o pensamos lo que queremos ver o pensar y es que cuando la realidad no está a tu favor, es difícil verla interesante y atractiva.

Las cosas son como son, los sucesos y las circunstancias son las que son. Busca la verdad en los hechos objetivos, lleva tu vida a un laboratorio y analiza fríamente. Sé valiente, hiperrealista y saca conclusiones, aunque no te gusten. Y, sobre todo, aplícalas.

Pueden pasar dos cosas: que la realidad no dependa de ti o que dependa de ti. Si depende de ti, genial. Como ya sabes lo que te pasa, ponte a solucionarlo. ¿Y si no depende de ti? Buenas noticias también. ¡Siempre hay algo que depende de ti! Nada más y nada menos que la opinión sobre la realidad o el suceso, y, por tanto, la acción o reacción por tu parte.

También es importante aceptarla. Aceptar que es muy posible que no ocurra lo que deseamos. Por ejemplo, tendremos que aceptar que es muy probable que nos pase lo mismo de siempre si seguimos pensando y haciendo lo de siempre.

Tus decisiones pasadas te han traído consecuencias. En general, tienes lo que te mereces. Acepta que lo hiciste mal, pero perdónate y sigue adelante. No importa ya quién fuiste o lo que hiciste o no hiciste. Ahora importa quién eres y lo que serás a partir de ahora, así que mejor empieza a definir tu nueva y próxima realidad. Crea tus caminos y los desvíos adecuados, si es necesario, y tus nuevas circunstancias.

¿Sabes por qué camino vas? Quizá no lo hayas identificado de manera consciente, pero has tomado uno, eso seguro. Y vas a llegar a algún sitio, eso también es seguro. La duda es: ¿a qué sitio o cómo es ese sitio? Ahora te toca averiguar si es acertado. Y tranquilo, permítete tomar un desvío, e incluso retroceder un poco, si es necesario, para enderezar la ruta.

Identificar lo que a uno le duele también es vital. Tú eres el que afilas los cuchillos que te duelen en la mayor parte de las cosas que te suceden. Pueden criticarme en Internet por este libro, pero el daño que me causen dependerá solo de mí.

Hacerse esas preguntas incómodas es clave. Solo así podrás pasar a la acción y, por extensión, al cambio.Sé sincero contigo mismo. Mide tu grado de felicidad actual y, si no te es suficiente, actúa.

No te ancles en el pasado. No te definas por él. Ese ya no eres tú. ¿Sientes que has cambiado? Pregúntate también si has cambiado tu vida para mejor (o no), y mide tus progresos. Se lo más concreto posible en la medición, es importante. Escríbelos en una hoja en blanco, funciona mejor. ¿Qué distancia has recorrido desde tu punto de partida?

Celularmente cambiamos por completo cada diez años, pero seguimos siendo nosotros. Consideramos que tenemos un «yo», pero ese «yo» se despliega en muchos «yoes» dentro de uno mismo. ¿A cuál vas a permitir ganar? ¿A tu «yo» ansioso? ¿Al pesimista? ¿Al perezoso? ¿Al triste o al alegre? Permite que tu yo hiperrealista tenga un lugar importante en tu vida.

 

Yo fracasaba, pero no aprendía, y eso es fracasar dos veces. Me faltaba ser hiperrealista. Yo era el problema y yo era la solución. Por supuesto, como todos, sigo teniendo problemas, pero tengo la suerte de que, de momento, la solución está en mi mano.

Analizar la realidad fríamente, e incluso lo peor de ti o de tu vida, no es agradable, pero te ayudará a corto, medio y largo plazo. ¿Te parecen mucho cuarenta mil días de tu vida? Son más de cien años. Nunca lo había pensado, pero darme cuenta da más valor a cada día.

Aprende de experiencias pasadas, teniendo en cuenta que, como dijo Huxley: «Experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede».